miércoles, 21 de agosto de 2013

Intento hacer las cosas lo mejor que puedo.

Nothing to do here. Nadie podía asegurarme que las cosas fuesen a salir bien, pero tampoco me avisaron de que pudieran salir tan mal. Ni siquiera yo lo pensaba, no se me había ocurrido tal cosa. No creí que las cosas fuesen a ir tan mal, y ahora solo siento un vacío en mi que nada ni nadie va a poder llenar. Que con sangre en mis manos, lágrimas en mis ojos, y dolor en el pecho escribo esto. "Mañana será otro día" me digo, pero todos los días son otro día, te levantas por la mañana, a cualquier hora y te sientes cansada, quieres salir, pero no quieres salir. Quieres cambiar, pero no quieres cambiar. Quieres ser feliz, pero no quieres ser feliz. Te levantas con ganas de comerte el mundo y acabas comiéndote el suelo. Así todos los días, y luego ves a esa persona por que esperas a ver durante todo el día y nada más verla, lo único que quieres hacer es salir corriendo para no tenerle cerca. Sí, no son más que contradicciones a mí misma. La cuestión es que no puedo hacer nada, últimamente estoy emocionalmente inestable, puedo estar feliz y a la más mínima cosa (que no me debería afectar en absoluto) comienzo a llorar. Supongo que será por las emociones acumuladas, o porque no puedo soportar absolutamente nada. Comienzo a sentirme mal otra vez cuando debería ser una de las personas más felices que hay. He estado pensándolo durante mucho tiempo y he llegado a la dudosa conclusión de que, lo que me pasó el primer año para que dejara de ir a clase de repente, sin explicación alguna, fue porque recibí un duro, o durísimo, golpe de la realidad... Odio admitir el que, toda esa parte de la familia que estuvo criticándome desde hace ya muchísimo tiempo, tuvieran razón con que no vivía en la realidad. O puede, simplemente, que mi realidad fuese diferente a la suya, pero no por eso deja de ser una realidad, y no una ilusión. Estos dos últimos años llegué a conocerme realmente, y me doy cuenta de que soy una de las personas más inseguras que puede existir en el mundo, que me infravaloro, que sólo me miro al espejo y veo un cuerpo sin vida con una nube negra encima con infinidad de errores, lo único que hago es odiarme cuando estoy sola. Sin embargo, en público, mi actitud es completamente diferente, sonrío de vez en cuando, según lo cansada que esté de fingir estar bien. Digo chorradas que a penas son graciosas, porque en los años he ido perdiendo el sentido del humor, y sí, puede que me ría y parezca que lo hago con ganas, pero lo que hago es soltar toda la presión y el dolor en una carcajada. Yo... No lo llamaría mentir, sería ir en contra de mis principios. Pero no quiero darme cuenta de que no le importo a nadie, entonces sonrío. Estoy bien. Nunca había estado mejor. En el tema del amor, prefiero no hablar de eso. Lo único que puedo decir es que aún no estoy preparada para que me vuelvan a hacer daño. Llevo unos días que he estado con la imaginación a -50 y disminuyendo. He intentado escribir algo, continuar con la novela o empezar una nueva, pero, el caso es que cada vez que me pongo frente a la pantalla del ordenador y veo esa hoja en blanco, me bloqueo. No encuentro nada dentro de mi cabeza que me inspire. A lo mejor es por el calor, que me quita las ganas de todo. O por el ambiente, el no estar cómoda... No lo sé, ni si quiera sé por qué estoy diciendo esto ahora mismo... Si es verdad que las cosas ocurren por alguna razón, ya puede bajar Dios y descifrármela.

martes, 20 de agosto de 2013

El comienzo de algo nuevo.

Mi nombre es María Baker, y probablemente, muchos de los que váis a leer esto tenéis cierta curiosidad por saber mi edad. Tengo quince años (cumplo los 16 en Octubre) y llevo dos años sin ir a clases. ¿Que por qué? En realidad, es irónico, porque yo tampoco lo sé. Había algo que me impedía ir, probablemente era el miedo a ser rechazada, o el odio que tengo a mi persona. No me sentía bien en ningún lugar de aquella escuela, pero no por el sitio, no por las aulas, sino por la gente. Nunca me he manejado bien con las personas, en cierto modo se podría decir que soy socialmente torpe. De lo que necesito hablar y desahogarme es sobre el nuevo curso. Empiezo en 2º de diversificación en un instituto nuevo. Tengo la esperanza de que, al estar en un grupo más reducido con un nivel más simple, pueda retomar todo el tiempo perdido estos dos últimos años. Mentiría si no dijese que estoy "cagada de miedo". Porque estas situaciones realmente me superan y siento que por todo lo que he pasado aún no se ha ido, que sigue aquí, y que las cosas no van a cambiar por arte de magia. Mis cosas siguen conmigo, aunque me duela admitirlo. Después de haber estado de psicólogo en psicólogo, de psiquiatras mandándome pastillas, de sala de espera de hospital a sala de espera de urgencias... De dolor, dolor, y más dolor. De escuchar, de gente que no conozco, a gente que creía conocer, todo tipo de críticas, burlas, e insultos... De confiar en todo el mundo, a no confiar en nadie. De encerrarme a oscuras en mi habitación, o en el baño, a llorar por horas, a cortarme los brazos porque lo único que buscaba era sentir un dolor real que no estubiese sólo en mi cabeza. A lo mejor pienso que eso ya no volverá a pasar en este curso, simplemente porque estoy en vacaciones y me vuelvo a sentir bien (en parte). Pero no puedo evitar estar aterrada por lo que me pueda esperar este curso, y pienso que necesito a alguien que me de las fuerzas suficientes para seguir a delante... No escribo esto con la idea de un diario, porque se supone que no esto no es secreto. Una persona dijo una vez: Cuando puedas elegir entre tener razón o ser amable, elige ser amable.